Recoger en una imagen la esencia de una persona es algo casi mágico, poder mirar a través de sus ojos y proyectarlo en mis fotografías hace que valga todo. Prefiero trabajar con personas comunes, que desean ver algo más de sí que una selfie o una foto general no les deja apreciar, esa es la parte más humana de la fotografía de estudio.
Al igual que las personas, en la fotografía de producto también reflejamos la naturaleza del mismo en una imagen fija. La experiencia de tomarse largas horas para producir una imagen en tan sólo unos pocos minutos requiere de paciencia y experiencia, y sobre todo, de mucho amor y pasión por el oficio.
La fotografía de naturaleza es de segundos, que permiten capturar ese momento mágico en el que la vida te muestra en su esplendor cómo tu entorno habla, cómo entramos a ser simplemente parte de algo mucho más grande y formidable y, de cómo cada experiencia vivida a través del lente te regala recuerdos llenos de color y fascinación.
Capturar el momento exacto en la expresión del atleta, la dinámica del deporte, el público apoyando y la sensación de la competencia es una experiencia única, la intensidad de esa instancia es importante en una toma y sólo años de trabajo te enseñan a hallar esa oportunidad entre miles.